Soy de la idea que nunca se puede tener demasiada información de Planescape; es un escenario de campaña tan monumentalmente grande y complejo que siempre va a faltar algo por cubrir. Al mismo tiempo, es un escenario que, si bien no tan antiguo como Greyhawk o los Reinos Olvidados, es en general el menos recordado de todos, probablemente debido a su relativamente corta vida de publicación, lo que hace cada vez menos probable que las nuevas generaciones de jugadores sepan de el. Más aun, dado que los libros nunca se publicaron formalmente en castellano, para quienes hablamos la Lengua de Cervantes es aun más apremiante tener el asunto a mano.
Entonces, con esta publicación quiero dar un recorrido general por todos los planos que componen Planescape; será más que nada una pincelada superficial, con el objetivo de dar a conocer el concepto y carácter de cada uno, dejando los secretos y misterios para quienes decidan incarle el diente, evitando arruinarles la sorpresa de leerlo.
Los Siete Cielos de Celestia
Legal-Bueno
Para quienes llegan por primera vez al Monte Celestia, la vista puede resultar obnubilante: Desde un interminable mar de argéntea agua bendita, una montaña tan alta como pueden ser las montañas (y luego un poco más) se despliega hacia el cielo, su cumbre perdiéndose en un fulgor tan intenso que taladra los ojos.
Celestia es el plano que personifica la perfecta comunión entre la Ley y el Bien, donde la búsqueda de la virtud y el perfeccionamiento por medio de la misma son la tónica, y donde la justicia prevalece por sobre todas las cosas. Es el único lugar del Multiverso donde un sujeto puede sentirse verdaderamente seguro y en paz (asumiendo, claro, que no se aleje demasiado del bien y la ley, aunque incluso en ese caso es posible que lo pase mejor que en los planos que le corresponden, con todo eso de la piedad, el perdón y la redención que tanto gusta a los locales). Empero, esto no quiere decir que sea un sitio inofensivo: Más allá de las verdes colinas y reconfortantes playas de Lunia, el Primer Cielo, trepar la montaña es todo un desafío, y más de algún incauto ha sido arrojado al vacío por las potentes ventiscas o caído en un abismo de incontables kilómetros de profundidad para nunca más ser vuelto a ver.
El plano es el destino de aquellos que en vida buscaron y practicaron las virtudes, procurando seguir sus códigos en pos de un bien ulterior, por lo que por todas partes es posible encontrar deudos que, en su vida después de la muerte, se esfuerzan por continuar esa senda y llevarla a nuevos niveles de plenitud. Suele hablarse en los Siete Cielos de las Vías Virtuosas, suertes de jornadas que los deudos (o cualquiera que ande de paso, si le parece) pueden tomar para ascender. Esta ascension es tanto espiritual como física, pues la manera de alcanzar los niveles superiores del plano es justamente subiendo por las cumbres y desfiladeros que componen el macizo a medida que se practican las virtudes; se puede escalar por años sin alcanzar el siguiente cielo si es que el viajero no ha logrado, primero, entrar en comunión con dichas virtudes. Se rumorea que no todas las Vías Virtuosas (cada una de las cuales enfatiza valores diferentes, como la generosidad, la humildad y la meditación) podrán llevar a un sujeto hasta la cumbre, pero la verdad es que nadie que espere llevarlas a buen término (cosa que requiere de un esfuerzo honesto y veraz... al menos en principio) se preocupa demasiado por esas cosas. Así y todo, la mayoría de quienes se embarcan por una de las Vías termina por fallar en algún momento del viaje, y los niveles inferiores de Celestia están poblados por las incontables almas que decidieron aceptar su incapacidad. No es como si pasar el resto de sus post-vidas en el lugar que más apropiadamente se lleva el titulo de Paraíso fuera algo demasiado terrible, en cualquier caso.
Debido a su tranquilidad paradisíaca, y la -comparada con el resto de los planos- inmensa hospitalidad de sus habitantes, Lunia es un sitio considerablemente poblado, lleno de villas, ciudades, monasterios y casas de retiro. El clima, aunque en ocasiones tormentoso, muestra siempre un apropiado balance entre el frío y el calor, la humedad y sequedad, lo suficientemente variado para no ser monótono lo suficientemente moderado para no ser desagradable. Todo parece ocurrir por alguna razón, y ninguna tormenta golpea sin dar aviso suficiente para ponerse a resguardo. Los niveles superiores siempre brillan con la intensidad del sol (razón por la cual es imposible divisar mas allá del siguiente nivel en Celestia, sin importar donde se esté), y observarlos por demasiado tiempo puede causar ceguera. La gran cantidad de visitas que este nivel del plano recibe lo hace un punto predilecto por los viajeros planares para comerciar, conseguir trabajo, buscar información o simplemente tomarse unas buenas vacaciones; incontables portales conectan Lunia con mas mundos de los que se puede mencionar, y es común toparse con visitantes de tierras distantes que, al llegar por primera vez, creen estar en algún otro paraíso de su credo particular (la cantidad de individuos que confunden al Monte Celestia con el Monte Olimpo es considerable).
Si bien es un plano legal-bueno, criaturas de otros alineamientos son bienvenidas, siempre y cuando procuren comportarse. Individuos malvados son raros, aunque no del todo imposibles de encontrar, y si son apropiadamente cuidadosos pueden ser tolerados temporalmente. De todas formas, han de estar atentos, no vaya a ser que un alma especialmente caritativa decida ayudarlos a redimirse en forma intensiva, o se los sospeche agentes de las fuerzas del mal y arroje.
Debido a su tranquilidad paradisíaca, y la -comparada con el resto de los planos- inmensa hospitalidad de sus habitantes, Lunia es un sitio considerablemente poblado, lleno de villas, ciudades, monasterios y casas de retiro. El clima, aunque en ocasiones tormentoso, muestra siempre un apropiado balance entre el frío y el calor, la humedad y sequedad, lo suficientemente variado para no ser monótono lo suficientemente moderado para no ser desagradable. Todo parece ocurrir por alguna razón, y ninguna tormenta golpea sin dar aviso suficiente para ponerse a resguardo. Los niveles superiores siempre brillan con la intensidad del sol (razón por la cual es imposible divisar mas allá del siguiente nivel en Celestia, sin importar donde se esté), y observarlos por demasiado tiempo puede causar ceguera. La gran cantidad de visitas que este nivel del plano recibe lo hace un punto predilecto por los viajeros planares para comerciar, conseguir trabajo, buscar información o simplemente tomarse unas buenas vacaciones; incontables portales conectan Lunia con mas mundos de los que se puede mencionar, y es común toparse con visitantes de tierras distantes que, al llegar por primera vez, creen estar en algún otro paraíso de su credo particular (la cantidad de individuos que confunden al Monte Celestia con el Monte Olimpo es considerable).
Si bien es un plano legal-bueno, criaturas de otros alineamientos son bienvenidas, siempre y cuando procuren comportarse. Individuos malvados son raros, aunque no del todo imposibles de encontrar, y si son apropiadamente cuidadosos pueden ser tolerados temporalmente. De todas formas, han de estar atentos, no vaya a ser que un alma especialmente caritativa decida ayudarlos a redimirse en forma intensiva, o se los sospeche agentes de las fuerzas del mal y arroje.
Los arcontes son las criaturas consideradas nativas a Celestia, ordenados en una estructura jerárquica de múltiples niveles que supuestamente alude al grado de virtuosidad alcanzado. Los arcones más bajos surgen de entre las almas ascendidas de los propios deudos, a partir de donde progresan a escalafones más elevados. Cabe destacar que los ángeles, probablemente la primera criatura que se viene a la cabeza al hablar de Celestia, no son exactamente arcontes, sino más bien aasimon (plural y singular es el mismo), que provienen de los Planos Superiores, aunque es un misterio exactamente de cual.
Junto con Arcadia, Celestia es la principal fuente de soldados en la interminable lucha contra las criaturas del mal. Empero, es bien sabido que los arcontes y aasimon prefieren operar tras bambalinas para mantener la Guerra de la Sangre entre los baatezu y tanar'ri andando y así dejar que se maten entre ellos en lugar de andarlos combatiendo directamente.
Si bien el plano es habitado por una multiplicidad de poderes benignos de todas las categorías, nadie sabe realmente quien tiene la última palabra en los Siete Cielos, o siquiera si efectivamente hay alguien que tenga dicha autoridad. Sin embargo, se suele considerar a la Hebdómada (organización compuesta de siete poderosísimos arcontes) como lo más cercano a un cuerpo gobernante, aun cuando sus acciones, motivaciones y finalidades suelen ser completamente misteriosas.
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