lunes, 7 de octubre de 2013

Los Muchos Mundos de Planescape, Parte III: Mecanus

El tema que nos convoca para esta tercera parte es Mecanus, plano cuyo nombre da mas que por sentado que estamos hablando de un sitio bien organizado.


La Nirvana de Relojería de Mecanus

Legal-Neutral


Mecanus es la máxima representación del orden, un universo mecánico con engranajes del tamaño de continentes girando al compás de un proceso tan misterioso como cautivador. Es la representación física del alineamiento Legal-Neutral, sin verse influenciado por el bien ni por el mal. Es un sitio predecible, donde si se entienden las reglas se entienden los procesos; esto mismo, sin embargo, lo hace un sitio extraño y confuso, pues el que existan estas reglas no quiere decir que sean sencillas de entender. Es como si la burocracia tuviera forma física.

Todo en Mecanus está apropiadamente organizado, categorizado y proporcionalmente representado. Si en un sitio hace calor, en otro hace frío; si un lugar está iluminado, hay otro donde abunda la oscuridad. Mientras que en Arcadia todo parece seguir un plan mayor destinado al bien común, en Mecanus todo lo que importa es la perfección. Puede que en los Reinos Apacibles el individuo salga siempre perdiendo cuando es necesario procurar el bien común, pero en el Universo de Relojería el individuo simplemente no existe; todo es meramente un componente más de un aparato más grande. Y una rápida mirada al plano da a entender que incluso es más gigantesco de esos aparados es a su vez parte de uno aun mayor.

Aquellos que visitan Mecanus por primera vez se sorprenden con la sobrecogedora inmensidad del asunto: dondequiera que miren, engranajes de todas las formas, tamaños y orientaciones concebibles se extienden, conectados por interminables guías, bandas y cigüeñales. Algunos son tan pequeños como para caber dentro de la palma, mientras que otros parecen extenderse hasta el infinito. Todos, sin embargo, están interconectados, y ninguno gira sin que todo el resto del plano también lo haga. Esto ha dado paso al rumor de que toda esta maquinaria se encuentra calculando algo, o haciendo que otro algo funcione; algunos señalan que la relojería de Mecanus es lo que mantiene al Multiverso andando, y otros que la Gran Rueda no sería más que un componente más dentro de su inexorable calculo, destinada a detenerse el día en que el resultado sea determinado y su tarea concluya.

El que sea una gran máquina no quiere decir que sea un sitio desolado, en todo caso. Muy por el contrario. La relativa hospitalidad del plano (tiene aire para respirar y no esta inundado por ríos de fuego ni tormentas de azufre, de por si un panorama bastante mejor que en muchos otros sitios) lo ha convertido en el hogar de incontables variedades de criaturas y organizaciones; numerosos poderes de la Ley también mantienen sus dominios aquí. Los lugares habitados suelen existir sobre las caras planas de los engranajes; en los mas grandes, es perfectamente posible toparse con cordilleras, bosques y mares. Pese a que rotan, los de mayor tamaño lo hacen tan lentamente que es imperceptible; algunos de los mas pequeños, sin embargo, giran a velocidades espeluznantes. Cabe señalar que, aunque difíciles de alcanzar, una criatura que se pare sobre uno de estos engranajes veloces puede permanecer perfectamente bien gracias a la gravedad discrecional de cada pieza, solo viéndose sujeto a la fuerza centripeta de los mismos si se acerca demasiado al borde. La gravedad en Mecanus siempre apunta hacia la cara de un engranaje, razón por la cual es posible encontrarse con algunos que tienen habitantes en ambos lados, cada uno de cabeza con respecto al otro. Si se es lo suficientemente hábil y cuidadoso, es incluso posible pasar caminando de una cara a la otra. Por supuesto, es igualmente posible caer por accidente y ser atrapado por la gravedad de otro engranaje, o quedar eternamente atrapado en el vacío que los separa.

No hay cielo en el sentido formal de la palabra; a donde quiera que se mire, siempre se verán partes del gran mecanismo. En algunos casos pueden haber vacíos de miles y miles de kilómetros, pero siempre habrá algo moviéndose del otro lado. Una misteriosa luz blanca que emana de una fuente desconocida inunda el plano durante doce horas, seguido por otras doce de oscuridad, dando como resultado días que no resultan demasiado distinto de aquellos en la mayoría de los mundos primarios. Un visitante que pregunte a los locales como es que esto funciona generalmente se topará con la misma respuesta: Hay oscuridad la mitad del tiempo, por lo que necesariamente debe haber luz durante la otra mitad. Tratar de ahondar más en el asunto puede derivar en una conversación enervantemente circular.

Si bien hay quienes cuestionan la aseveración, los modrones (singular modrón) se presentan como las criaturas nativas de Mecanus, siendo posible encontrarlos casi en cualquier parte del mismo, usualmente cuidando y reparando sus piezas. Extrañas criaturas mitad máquina, los modrones son una especie rígidamente jerarquizada, más incluso que los baatezu. Desde los mas bajos monodrones hasta los insondables secundi (y luego su misterioso líder/dios/creador Primus), todo modrón sabe instintivamente qué lugar ocupa dentro de la jerarquía, debiendole obediencia absoluta (en la más extensa ínterpretación de la palabra; un modrón jamás se cuestiona una orden, simplemente la cumple) a su superior directo y teniendo la misma facultad con respecto a su subalterno directo. Esto hace de los modrones las criaturas más eficientes y organizadas de las que se tenga conocimiento, operando tal cual la relojería que los rodea (y que los compone). Al mismo tiempo, los hace seres tremendamente difíciles de entender y complejos de relacionarse con, pues para un modrón las relaciones se remiten generalmente a: Obedecer a quien está arriba, dirigir a quien está abajo y coordinarse con quien está al lado. Se dice que, en raras ocasiones, ciertos modrones (llamados "Modrones Solitarios") pueden llegar a desobedecer una orden, momento en el cual se les vendría encima un mundo de revelaciones sobre la existencia de su individualidad e identidad, aunque no hay registros concretos al respecto; muchas veces, suele ser que alguien confundió a un modrón cumpliendo una orden particularmente extraña con uno que ha tomado una decisión propia. Como fuere, los propios modrones procuran aplastar cualquier rumor referente a ello, lo que solo sirve para avivar la curiosidad al respecto.

Algunos tipos de modrones. De izquierda a derecha, comenzando en la fila superior: Monodrón, Duodrón, Cuadrón, Supuesto Cuadrón Solitario, Tridrón y Pentadrón
Además de los modrones, es posible toparse con criaturas tales como los formianos y sus inmensas colonias, algunas de las cuales ocupan por completo engranajes planetariamente grandes. Los formianos de Mecanus son mucho más parecidos a sus contrapartidas primarias que los que habitan en Arcadia, siendo agresivamente expansionistas, lo que regularmente los lleva a entrar en conflicto con los modrones, para quienes todo el alboroto y suciedad resultan insoportables. La Fraternidad del Orden tiene su base de operaciones en Mecanus, en la inmensa Fortaleza de la Ilustración Disciplinada, donde su interminable burocracia se encarga de clasificar, referenciar, re-referenciar y archivar el conocimiento acumulado por la facción, por lo que sus miembros pueden ser encontrados por todo el plano buscando la manera de entender el propósito de los engranajes y tratando de determinar las reglas que lo rigen (para así eventualmente poder controlarlo). Los Matemáticos, una de las facciones sobrevivieron tras escapar de Sigil durante el Solevantamiento que acabó con la mayoría de ellas, se mantiene como una secta en Mecanus. Convencidos de que la naturaleza proporcional de Mecanus implica que todo lo que existe está de alguna manera representado en el plano, los Matemáticos creen que todo lo que se puede imaginar también debe tener su equivalente aquí, y dedican sus vidas a dar con la metodología que les permita determinar donde exactamente. Por supuesto, esta creencia ha dado lugar a toda clase de historias, atrayendo a innumerables visitantes en busca de aquella fuente de oro líquido con la que soñaban el otro día.

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