miércoles, 4 de marzo de 2015

Mastereando Planescape: Atrapados en la Jaula

Pese a que Sigil -la ciudad toroidal en el centro conceptual del Multiverso- es denominada de muchas maneras, probablemente el apodo que mejor la describe es "La Jaula", debido a que su particular naturaleza la hace muchas veces más parecida a una prisión que a cualquier otra cosa. Entender las causas y consecuencias de esto es muy importante para comprender la situación de la ciudad, así como la manera en que podemos utilizarla durante nuestras campañas.




Fácil Entrar
Los portales son la característica más representativa de la ciudad, conectándola con más rincones de los que es posible contar. Prácticamente cualquier cosa que forme algo parecido a un arco puede resultar ser una puerta a las profundidades del Multiverso: ¿La boca de un barril? Pasaje directo a los cálidos océanos de Talasia; ¿la forja de un herrero? Un despellejante periplo por los fuegos de Phlegetos; ¿la tapa de una letrina? Quizá haya mejores maneras de visitar el Plano Paraelemental del Limo.

Aun cuando nadie entiende del todo como funcionan ni por que Sigil está repleta de ellos, se han formulado algunas teorías: Unos dicen que la Dama del Dolor los abre y cierra a voluntad, según un misterioso plan que todavía no es posible dilucidar; otros señalan que los portales serian en realidad las fauces de seres increíblemente alienígenos que existen fuera de las dimensiones normales, alimentándose de la energía de quienes viajan por ellos, atraídos a la Ciudad de las Puertas precisamente por su abundancia de estos.




Sea como fuere, el asunto es que Sigil está de una u otra manera entrelazada con toda la Gran Rueda, inclusive con sitios y planos que quizá aun siquiera se conocen. Esto es lo que la ha convertido en el centro cosmopolita del Multiverso, donde todas las razas, culturas y criaturas pueden reunirse con solo dar un paso a través de los cortinajes planares, protegidos y custodiados por el favor de la Dama, para quien todos -salvo los dioses- son invitados bienvenidos -siempre que no causen demasiados problemas, claro.

Difícil Salir
El problema es que no importa como sea o donde se encuentre un portal; el lado que da a Sigil siempre va a requerir una llave. Desde un extremo en Ansalon puede que un portal a la Jaula no sea más que el marco de una caballeriza, pero nada promete que al arribar no te vayas a encontrar con una linea rayada en un bloque de piedra que requiera que recites al reverso los poemas de Klongor el Farfullante, de los cuales su única copia se encuentra en la colección privada de Lord Blackthorne.




Una llave puede ser cualquier cosa: Un objeto que sostener, una palabra que enunciar, inclusive un estado de animo en el cual estar. Quizá sea una llave propiamente tal, pero solo funcione si está cubierta de miel, o un acertijo que no debes responder, sino que preguntar a alguien mas. Tantas y tan complicadas pueden llegar a ser que es imposible determinar a priori que llave corresponde a cada portal; la mayoría de las veces son descubiertas por mera casualidad y aquellos que sabe lo que tienen entre manos procuran conseguir sumas exuberantes por compartirlo.

Aun más, salvo por algunos portales antiguos y establecidos, nada asegura que la puerta que hoy te llevó a Ysgard mañana no te arroje en medio del Pandemonio, o siquiera que vaya a funcionar. Los portales de Sigil son antojadizos e impredecibles, y no siempre se puede contar con ellos; puede que un portal aparezca intermitentemente cada tres días, que se alterne entre las puertas de una posada cada vez que un nuevo huésped se aloja, o que se digne a funcionar por diez minutos para nunca mas ser visto. La Fraternidad del Orden asegura que existe un patrón y se rumorea que estarían cercanos a determinarlo, pero lo mas probable es que estén tratando de parecer inteligentes y estén tan perdidos como el resto.

De esta manera, aunque es posible llegar a Sigil desde los más recónditos sitios imaginables, volver a ellos puede ser toda una ordalía; para muchos es, simplemente, imposible. Puede que les falte la llave, o la noción de que llave siquiera utilizar; tal vez el portal que usaron para entrar cambió de ubicación y ya nadie sabe donde se encuentra, o su destino ha sido reemplazado por algo completamente diferente. Como sea, aquellos que no logran encontrar un camino de regreso suelen quedar atrapados en la ciudad, generalmente por el resto de sus vidas (lo que en el caso de algunos planares puede ser mucho, mucho tiempo); algunos logran adaptarse y hacer lo mejor de la situación, mientras que el resto acaba percolando hasta las oquedades casi victorianas de la sociedad sigiliana y pasando sus miserias junto a millones de desamparados en la Colmena, barrio compuesto por favelas encima de poblaciones y rodeado por villas miseria. Es lo más cercano a un Plano del Hacinamiento de este lado del Abismo (por que ahí si que hay algunos sitios tan colmados que los demonios salen como pasta de dientes si abres un portal).




Para empeorar las cosas, pese a que Sigil es visible desde la Oposición Concordante flotando sobre la Montaña, esto parece ser el resultado de alguna clase de treta dimensional, pues desde la ciudad es imposible divisar el exterior. Es cierto que, al ser un toroide, Sigil cuenta con dos enormes agujeros en sus extremos, pero estos no se pueden divisar directamente desde parte alguna de la ciudad (el arte a veces es confuso, pero Sigil es como el interior de un neumático, no como un anillo) y aquellos que han intentado treparse a los edificios que cierran el borde para otear que hay del otro lado han desaparecido sin dejar rastro, tantas veces que a estas alturas ya nadie se molesta en intentarlo. ¿Que pasa con ellos? Como muchas otras cosas sobre este sitio, nadie sabe. ¿Hay portales ahí fuera también? Se dice que al trepar los bordes de la ciudad y saltar se puede llegar a sitios inexplorados del Multiverso, pero también se dice que hay literalmente nada y que tamaña estupidez acaba con el curioso colapsando sobre si mismo . O quizá la Dama los manda a sus laberintos personales. Quien sabe.

Entonces: Portales impredecibles, llaves desconocidas y una ciudad de la que físicamente no se puede salir. ¿Suena suficiente, no? Claro que nos faltaría señalar que ninguna clase de teleportación mágica funciona y ni siquiera la voluntad divina es suficiente para arrancar a alguien desde Sigil por otra vía que no sea un portal. Vaya asunto en que nos hemos metido. Más nos vale tener cuidado al visitar la Jaula, no sea que acabemos aprendiéndonos su apodo de la peor manera.